En 2000, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 22 de mayo como el Día Internacional de la Diversidad Biológica (o Biodiversidad), con el objeto de informar y concienciar a la población sobre la amplia variedad de seres vivos sobre la Tierra, sus patrones naturales e importancia, en coincidencia con el aniversario de la aprobación del Convenio sobre la Diversidad Biológica de 1992.
En ese marco, la Fundación ProYungas destacó el desarrollo del Programa Paisaje Productivo Protegido (PPP), iniciativa que permite generar información técnica sobre la biodiversidad y así entender las interacciones entre los distintos usos del suelo y el diseño de estrategias que logren su coexistencia a escala de paisaje.
ProYungas estableció un vínculo de cooperación con la Unión Europea, que fija el apoyo financiero para fortalecer y expandir este programa en todo Norte Grande del país. “En esa parte se concentra el 90% de la expansión de la frontera agropecuaria, pero donde también está gran parte de las áreas de alta valoración ambiental del país y donde además vive más de un millar de comunidades aborígenes de 20 etnias”, remarcó la institución.
Según dijo, “una de las líneas de trabajo del PPP, consiste en hacer un monitoreo ambiental que permita analizar lo que pasa en el territorio con la biodiversidad en los entornos productivos y en las propias parcelas en producción”.
“Hemos puesto el foco en los mamíferos uno de los grupos que hemos estudiado más ampliamente, dado que por sus requerimientos ecológicos nos dan información a escala de paisaje, que es principal objeto de estudio del este programa. Mediante el uso de la metodología de cámaras trampa (o fototrampeo) venimos haciendo monitoreos de mamíferos en los PPP desde hace más de 10 años. Las cámaras trampa registran automáticamente el paso de animales de sangre caliente, como los mamíferos mediante su activación a través de un sensor de calor y movimiento, permitiendo obtener fotos y videos. Estas son instaladas por un promedio de 40 días en distintos ambientes, tanto de ambientes silvestres (bosques, pastizales, humedales) como productivos. Al final de este período logramos tener un registro importante de especies e individuos, con información adicional que brindan las cámaras sobre temperatura, ciclo lunar, hora de los registros, etcétera”, añadió.
Y prosiguió: “Hasta el momento disponemos de más de 10.000 registros correspondientes a unas 34 especies de mamíferos en 17 lugares del subtrópico argentino, en provincias como Tucumán, Salta, Jujuy y Formosa”. “Esta información ha servido para mejorar los mapas de distribución de varias especies, redescubrir algunas que se pensaban extintas de ciertos lugares (como el Lobito de río en Tucumán), conocer el ciclo de actividades diarias de muchas especies en distintas épocas del año, y para evaluar el uso de infraestructura en canales de riego en la mitigación de accidentes de fauna, por ejemplo. Pero fundamentalmente, para que los propietarios y responsables de territorios silvestres del sector productivo, asuman el compromiso de preservar estos individuos que aparecen registrados. Las imágenes de las cámaras trampa despiertan en este sector, un comportamiento de empatía y responsabilidad para la conservación de la biodiversidad que coexiste con su sistema productivo”, finalizó.